La noche transcurría tranquilamente, el aire frío recorría la cara de Lomax, ¿o era Argel? nadie podría decirlo. Realmente sólo importaba el aplomo con el que caminaba, como si supiera realmente lo que estaba haciendo, aunque ni el mismo supiera hacia donde se dirigía.
Vagaba sin rumbo por la zona rosa, viendo de reojo a las putas que se encontraban en las esquinas, de tanto en tanto encontraba una que otra conocida, pues le había tocado firmar el tarjetón de salubridad, entre otras cosas. La noche avanzaba y el caminaba, dando vueltas sin rumbo, caminando por otras esquinas, donde también los chichifos intentaban hacer negocio, sin embargo, por razones que sólo Dios sabe, las vestidas eran las que ganaban esa noche toda la clientela.
Es curioso como los chavillos se apilan en las esquinas más solitarias, es como si trataran de ubicarse en algún lugar de la realidad, sin poder hacerlo y sus mentes retorcidas por la droga se movieran por la mera atracción lunar. Sin embargo la Luna también regía la suerte de Lomax. ¡Oh fortuna, eres como la Luna! Siempre cambiante, unas veces arriba y otras veces abajo.
-Maldita tonada, no puedo sacármela de la cabeza -pensó Lomax-
La noche se hacía mas fría con cada hora, como un cadáver que con el paso del tiempo se enfría más y más, entrando en un rigor mortis. Así la tranquilidad nocturna se hacía mas tensa a cada momento.
El matanocturnos atacaría de un momento a otro. Lomax frecuentaba más las esquinas de las putas, pues aparentemente eran el único objetivo del abyecto sujeto. Es curioso como un villano pudiese tener más decencia que un policía sanitario. Lomax era más partidario de no hacer diferencia y entrar con quien le viniera en gana. Pues además del dinero, otra constante más en el universo es el amor fingido.
Caminando lento pero con paso firme, con un andar bamboleante, las pocas personas que circulaban aun por las calles preferían hacerse a un lado. Aunque eran pocas, era sorprendente la cantidad a pesar del toque de queda impuesto por AMLO, pareciera que los permisos fueran cada vez más fáciles de obtener.
-Buenas noches -dijo Juan Bicicleta al distraido Zubiaga.
-¿Juan? Que andas haciendo por aquí?
-Bueno, vine a buscar algo de entretenimiento y a aprovechar el pase para el toque de queda que me dan en el trabajo.
-Ah sí, una de las pocas ventajas que dan por repartir leche.
-Sí, y justamente eso es lo que vengo a hacer, jejejeje.
-Jejejejeje.
La risa de Lomax era un tanto fingida, nunca le habían agradado esos chistes del todo.
-Andate con cuidado, que el matanocturnos sigue suelto. Mata... vaya nombrecito, ¿eh?
-Bueno, supongo que es un nombre adecuado para alguien que mata seres de la noche, ¿no?
-Sí, si matara parejo, pero hasta ahora sólo ha matado putas, el mataputas le hubiera quedado mejor.
-Bueno, quizás después se anime con algo diferente.
-Ya vete Juan, se ve que te urge estar con alguien esta noche.
Juan Bicicleta observó por un momento al policía, un fugaz momento en el que pensó que había encontrado a su próxima víctima.
3 comentarios:
Estas son las mañanitas que cantaba el rey davidad a los muchachos bonitos se las cantamos así... ¿Por qué si es hoy no?
Esperando mi buen Kevin Lomax que hoy sea tu cumpleaños, recibe un gran abrazo, se te estima y se te admira.
Por un año más de vidad ¡Salud!
Salió a repartir leche, Ja ja ja
Ese Juan Bicicleta apareció como todo buen psicópata. Que chido.
Verga, ora si que el buen Lomax Zubiaga ya se fregó. Nada, NADA puede contra el matanocturnos.
Argel, escribes chido, neta! Toque de queda impuesto por AMLO... me encanta el aire distópico-mexicano de la trama. Es genial!
Sé que casi no dejo comments, pero eso no significa que no lea. Y disfruto especialmente posts como estos, con su saborcito literario chido, así que keep 'em coming!
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