Feliz Navidad

Desde hace ya varias semanas que el otoño se ha dejado sentir, aun no se si es mi estación preferida, o el invierno lo es. Ciertamente me gusta mucho.

Igualmente también desde hace ya varias semanas, Paseo Tollocan en su tramo de Comonfort en adelante, luce con árboles secos y el suelo lleno de hojarasca, en verdad que se ve muy bonito, los colores ocres y marrones propios de la estación se hacen presentes.

Pero hoy es un día especial, hace frío y hay niebla, de esa bruma especial que hace que todo se vea difuso, incierto. Aunado al pasaje otoñal, me recordó la película de Sleepy Hollow. Ojalá tuviera mi cámara a la mano para poder regodearme en un deleite visual, festín que sólo la naturaleza es capaz de proveer.

No puedo evitar ponerme melancólico con este tipo de clima. Me hace soñar en Hogwarts y en como sería estar ahí. Viendo como el bosque prohibido pierde sus hojas y la niebla lo cubre todo.

El invierno está próximo y sólo hace falta la nieve. Hoy me he puesto mi bufanda de Gryffindor*. Una de las navidades que más me ha gustado, es decir, la forma en como se relata la temporada navideña y como es representada, ha sido la de Hogwarts.

El castillo, rodeado de nieve, el bosque, Hagrid cortando el árbol y los adornos del comedor, son increíbles. Y desde luego, la música que el maestro John Williams creo para esa parte de la película es muy buena.

Sin embargo la razón por la que me gustaría pasar la navidad en Hogwarts, es por ese sentimiento dulce-amargo. Melancólico una vez más, de pasar la navidad en una escuela, casi vacía. La oportunidad de convivir con los compañeros que casi no frecuentabas, o que uno de tus mejores amigos se haya quedado también. Mientras extrañas a tus padres porque no tienes o porque están de viaje por Egipto y es por eso que no hubo una navidad familiar este año.

En la oficina han sacado ya el árbol y los adornos, me ha tocado a mi ponerlo y desenredar las luces. Sin embargo se me ha juntado el trabajo y no pude terminar de adornarlo, otros lo hicieron por mí.

Es inevitable, la navidad llega con todo, ventas nocturnas en Galerías, y como no mencionar el estacionamiento de este centro comercial, que a mi gusto está más bonito que el interior de la plaza, pues le ponen foquitos a todos los arbolitos ornamentales que hay y visto desde el puente peatonal que hay que cruzar si llegas en autobús, se ve hermoso.

El 22 en la noche tendré que viajar a Zacatecas, pasaremos la navidad allá, rodeado de tíos y primos que no conozco y que sólo veo una vez al año, cada año. No es que sea muy agradable tener que dormir en el suelo, esperar horas para el baño y tener una lucha encarnizada por el control remoto, bueno que como yo soy el mayor de los primos tengo ventaja… hasta que llegan los tíos.

Sin embargo mi mamá disfruta mucho esos días, pues convive con sus hermanos y sobrinos, así que de un modo u otro hay que aguantar. Sólo serán 4 días, espero regresar de Zacatecas a Poza Rica el 27 y empezar los preparativos para el año nuevo. Ahora es un reto mayor, pues somos tres de familia, mi mamá, mi hermano menor y yo.

Por ende, la cena de año nuevo no es muy festiva que digamos, pero hacemos nuestro esfuerzo por mantenernos juntos. Otros familiares y amigos nos han ofrecido que cenemos con ellos, pero no hemos querido, esta es una de las pocas celebraciones que tenemos y si empezamos a diluirla anexándonos a otras familias, ¿al final que queda?

Bueno, creo que ya me extendí demasiado y nuevamente me ha quedado otro post sin sentido, así que aprovecho para desearles feliz navidad, que se la pasen al lado de sus seres queridos y si son grinch como la mayoría de mis amigos, pues que por lo menos se les haga tolerable esta temporada.

¡Feliz Navidad!