Como dije, 35 años solo se cumplen una vez. Y este viernes mis amigos los ecuatorianos me pidieron que saliendo de la oficina me fuera directo a su casa para tomar un vinito. Estuvimos toda la tarde de lo más a gusto platicando con Kevin (el francés), Meche y Carlos Javier. Muuuy a gusto corrieron las horas y las botellas.
Pero eso no era todo, me tenían preparada una sorpresa. ¡Me invitaron a cenar a La Troje! Que es un restaurante muy rico en Metepec. En sí es un concepto interesante pues es librería, cafetería, club de vino y restaurante. En ese sentido la librería y cafetería se llama Rayuela y el restaurante y club de vino La Troje.
Todo eso ocupa un edificio antiquísimo de 1792, al menos eso recuerdo. Era el convento de monjes franciscanos en Metepec. Lo han remodelado y les ha quedado muy bien, sobre todo los viernes, que tienen música de jazz en vivo.
El desfile de platillos fue impresionante yo empecé con una sopa de tomatl, pues dejenme decirle que las chefs del restaurante se precian de ser especialistas en la comida mexicana moderna, hay quien dice que su género es puramente fusión y no lo dudo, sin embargo lo que yo pedí si era plenamente mexicano moderno.
Como decía, la sopa de tomatl era... no tengo palabras para describirla. Solo diré que cada cucharada era una explosión de sabores en tu bocoa, destrozando tal cual el concepto de tomate de tu mente para reconstruirlo nuevamente como algo que no sospechabas ni remotamente supiera tan bien. Exquisito, delicioso, son adjetivos que se quedan cortos para expresar la tibieza, la textura, la complejidad de sabores que una simple sopa de tomate puede dar.
Después seguí con el plato fuerte, (pues como era invitado, no quise encajarme con una ensalada o algo similar). Fué muy difícil para mí escoger un plato, había desde camarones, salmón, pato, hasta arrachera. Sin embargo un platillo llamó enormemente mi atención.
Era un plato de autor, como se dice en el mundo fashion de la gatronomía. Su nombre: Alegría prehispánica. Consistía en un espejo de mole oaxaqueño, una base de hongo portobello, quesito de cabra muy suave (o al menos eso recuerdo que era), huauzontle y remataba con unas tiritas muy finas crujientes (Dios sabe que odio la palabra crocante) de cebolla.
Realmente tenía mis reservas con este plato, pues no contenía carne y realmente tenía antojo de un buen pedazo, sobre todo porque el vino que había pedido era un Shiraz de Casa Madero, identico al que le regalé a Héctor Fragos en navidad, solo que cosecha 2005, la 2004 se les había terminado. Una verdadera lástima.
La diferencia de la 2004, que fue la cosecha que ha ganado medallas de plata y oro en concursos internacionales con la 2005, es que esta ultima no evoluciona de manera tan correcta como su predecesora, sin embargo si a la 2004 le condedo 85 puntos, la 2005 se lleva fácil 80, sólo porque hay que tomarlo un tanto cuanto rápido. Cosa mal vista en el mundo del vino, pero es algo que yo fácilmente puedo perdonar.
A resumidas cuentas es un vino de cuerpo medio, que para hacerle justicia hay que pedirle un corte de carne por lo que estaba renuente a pedir el platillo en cuestión, a ultimas no se que sería pero opté por esa opción.
La cena transcurrió fluidamente con una platica amenta, muy cosmopolita sobre las diferencias del lenguaje entre los ecuatorianos y el francés mientras que me limitaba a escucharlos y a poner atención a la música, que en ese momento la cantante entonaba Over the rainbow, del score de la película Mago de Oz, que en su momento hiciera famosa Judy Garland.
Deleitado por la música y el lugar que está estupendamente bien decorado, llegó mi plato y el de los demás a primera vista, comparado con el de los demás, decepciona un poco, por la falta de un vistoso trozo de carne, en ese sentido debo culparme por no tener la costumbre suficiente para no menospreciar un plato por su contenido. Evidentemente estaba muy bien arreglado, el emplatado era simplemente perfecto.
Al probarlo... ¡Oh Dios! Creo que tuve un orgasmo en ese momento. No puedo describirlo de otra forma. Nunca imaginé que el huauzontle de las famosas tortitas de huauzontle tan comunes aquí en la zona centro del país, supiera tan bien y la consistencia del portobello no le pide nada a ninguna carne, y el mole, el catalizador perfecto para disparar nuevamente otra explosión de sabores en tu boca y dejarte extasiado ante tal -inserte lágrima de felicidad aquí- experiencia.
De verdad que todos, alguna vez en su vida deberían concederse ese placer, esa experiencia de asisitir a un restaurante, comer con vino y probar un plato exquisito. Ahorrense sus $500.00 pesos, llevense un buen libro y vivan esa experiencia, pasen un tiempo de calidad con ustedes mismos. Y una vez que lo hayan disfrutado, vayan otra vez, pero lleven un acompañante. Creanme que se sentirán tan realizados y satisfechos con ustedes mismos, que la perspectiva de su vida cambiará un poquito.
Una velada inolvidable. Pero continuando con la celebración de este humilde cumpleañero, el sábado jugué Vampiro: La Mascarada. Tuve el honor de que el director del juego fuera Suldyn. Todo un deleite jugar su historia. Pero más lo fue el montaje de la obra: "La muerte de Marcus". La desgarradora muerte de un NPC a manos del villano ultimo del universo vampírico suldyniano. Felicidades maestro, estuvo increíble.
El domingo, la verdad es que por fin había logrado conciliar el sueño, parece ser que el insomnio quedó atrás, sin embargo tuve un extraño sueño en el que perdía el avión y me sentía de lo más angustiado y mi única esperanza era conseguir un boleto de barco, practicamente imposible. ¿A dónde iba? ¿De dónde venía? Jamás lo sabré.
Aun con todo, me dieron ganas de cocinar y preparé mi desayuno consistente en una tortilla de huevos, en salsa de tomate, jajaja. Un chiste lomaxiano que no tienen porque entender. En eso estaba cuando llegó Mario a la casa y me insistió a que lo acompañara al concierto de Asian Dub Foundation en el zocalo a las 6pm, entrada libre. Yo no quería ir, tenía harta, hartísima flojera.
Recordé que el año pasado justamente, estaba en la misma situación, me perdí a Goran Bregovic por la misma razón, incluso Carlos Javier quien en ese entonces también me isnsitió para ir creo que se molestó conmigo un poco. Pero es que quien en esta vida se le ocurre viajar de Toluca al DF en domingo a las 6pm sabiendo que tienes que trabajar al día siguiente???
Evidentemente a Carlos Javier y a Mario. Así que en esta ocasión decidí que la flojera no sería la causa por la que me perdiera a un artista. De por sí la semana pasada perdí la oportunidad de ver a Standstill por falta de dinero, por el estúpido disco duro que tuve que comprar. Bueno de que me quejo, lo pasado pasado.
Decidí llegar por el metro Hidalgo para caminar por la Alameda central y luego por Madero, este recorrido me gusta mucho y valió la pena pues en la Alameda estaban unos cuates que tocaban la gaita y tambores por unas monedas, tocaron muy chido, ¡de verdad me gustaría aprender a tocar la gaita! Les tomé video con mi celular, espero poder subirlo a TuTubo pronto.
Estabamos ya en el zócalo escuchando a un argentino que se hacía llamar el hijo de la cumbia, pero no le llegaba ni a los talones a Celso Piña. La gente medio se prendía, pero al pobre le falló el sonido, tuvo mala suerte en su presentación que duró muy poco.
Después un grupo que yo tenía ganas de ver: Balkan Beat Box, quienes mezclan múscia de los Balcanes con electrónica, debo decir que estuvo muy pero muy chido el concierto, la banda en el escenario realmente sabe desempeñarse. Y la música estuvo también excelente, me gustó mucho.
Después tocó Asian Dub Foundation, que debo decir, no me gustó mucho. No me gusta nada el hip hop, de hecho lo aborrezco y esta banda tenía un estilo muy similar, aparte eran de esos grupetes que estan en contra del sistema, de los bancos, de las petroleras, simplemente por estar en contra. No fue tan desagradable, pero tampoco me gustó mucho.
Terminando el concierto, fuimos a comer a un buffete chino que está en la calle de Gante, por $55.00 pesos podías comer todo lo que quisieras de una variedad de 27 guisados y 2 sopas. A ese restaurante había llevado a Vayatipo precisamente el año pasado. Esvuo muy bueno. Al menos tan bueno como se puede esperar de los buffetes chinos.
El regreso a Toluca estuvo tranquilo, me puse a escribir este post de inmediato para así, de esta manera dar por terminado el jubileo, que iniciara el 6 de marzo del año del Señor, 2008.
Es pues, que declaro terminados los festejos por el 35avo. aniversario de su seguro servidor. Sin embargo recibo regalos todo el año.
Pero eso no era todo, me tenían preparada una sorpresa. ¡Me invitaron a cenar a La Troje! Que es un restaurante muy rico en Metepec. En sí es un concepto interesante pues es librería, cafetería, club de vino y restaurante. En ese sentido la librería y cafetería se llama Rayuela y el restaurante y club de vino La Troje.
Todo eso ocupa un edificio antiquísimo de 1792, al menos eso recuerdo. Era el convento de monjes franciscanos en Metepec. Lo han remodelado y les ha quedado muy bien, sobre todo los viernes, que tienen música de jazz en vivo.
El desfile de platillos fue impresionante yo empecé con una sopa de tomatl, pues dejenme decirle que las chefs del restaurante se precian de ser especialistas en la comida mexicana moderna, hay quien dice que su género es puramente fusión y no lo dudo, sin embargo lo que yo pedí si era plenamente mexicano moderno.
Como decía, la sopa de tomatl era... no tengo palabras para describirla. Solo diré que cada cucharada era una explosión de sabores en tu bocoa, destrozando tal cual el concepto de tomate de tu mente para reconstruirlo nuevamente como algo que no sospechabas ni remotamente supiera tan bien. Exquisito, delicioso, son adjetivos que se quedan cortos para expresar la tibieza, la textura, la complejidad de sabores que una simple sopa de tomate puede dar.
Después seguí con el plato fuerte, (pues como era invitado, no quise encajarme con una ensalada o algo similar). Fué muy difícil para mí escoger un plato, había desde camarones, salmón, pato, hasta arrachera. Sin embargo un platillo llamó enormemente mi atención.
Era un plato de autor, como se dice en el mundo fashion de la gatronomía. Su nombre: Alegría prehispánica. Consistía en un espejo de mole oaxaqueño, una base de hongo portobello, quesito de cabra muy suave (o al menos eso recuerdo que era), huauzontle y remataba con unas tiritas muy finas crujientes (Dios sabe que odio la palabra crocante) de cebolla.
Realmente tenía mis reservas con este plato, pues no contenía carne y realmente tenía antojo de un buen pedazo, sobre todo porque el vino que había pedido era un Shiraz de Casa Madero, identico al que le regalé a Héctor Fragos en navidad, solo que cosecha 2005, la 2004 se les había terminado. Una verdadera lástima.
La diferencia de la 2004, que fue la cosecha que ha ganado medallas de plata y oro en concursos internacionales con la 2005, es que esta ultima no evoluciona de manera tan correcta como su predecesora, sin embargo si a la 2004 le condedo 85 puntos, la 2005 se lleva fácil 80, sólo porque hay que tomarlo un tanto cuanto rápido. Cosa mal vista en el mundo del vino, pero es algo que yo fácilmente puedo perdonar.
A resumidas cuentas es un vino de cuerpo medio, que para hacerle justicia hay que pedirle un corte de carne por lo que estaba renuente a pedir el platillo en cuestión, a ultimas no se que sería pero opté por esa opción.
La cena transcurrió fluidamente con una platica amenta, muy cosmopolita sobre las diferencias del lenguaje entre los ecuatorianos y el francés mientras que me limitaba a escucharlos y a poner atención a la música, que en ese momento la cantante entonaba Over the rainbow, del score de la película Mago de Oz, que en su momento hiciera famosa Judy Garland.
Deleitado por la música y el lugar que está estupendamente bien decorado, llegó mi plato y el de los demás a primera vista, comparado con el de los demás, decepciona un poco, por la falta de un vistoso trozo de carne, en ese sentido debo culparme por no tener la costumbre suficiente para no menospreciar un plato por su contenido. Evidentemente estaba muy bien arreglado, el emplatado era simplemente perfecto.
Al probarlo... ¡Oh Dios! Creo que tuve un orgasmo en ese momento. No puedo describirlo de otra forma. Nunca imaginé que el huauzontle de las famosas tortitas de huauzontle tan comunes aquí en la zona centro del país, supiera tan bien y la consistencia del portobello no le pide nada a ninguna carne, y el mole, el catalizador perfecto para disparar nuevamente otra explosión de sabores en tu boca y dejarte extasiado ante tal -inserte lágrima de felicidad aquí- experiencia.
De verdad que todos, alguna vez en su vida deberían concederse ese placer, esa experiencia de asisitir a un restaurante, comer con vino y probar un plato exquisito. Ahorrense sus $500.00 pesos, llevense un buen libro y vivan esa experiencia, pasen un tiempo de calidad con ustedes mismos. Y una vez que lo hayan disfrutado, vayan otra vez, pero lleven un acompañante. Creanme que se sentirán tan realizados y satisfechos con ustedes mismos, que la perspectiva de su vida cambiará un poquito.
Una velada inolvidable. Pero continuando con la celebración de este humilde cumpleañero, el sábado jugué Vampiro: La Mascarada. Tuve el honor de que el director del juego fuera Suldyn. Todo un deleite jugar su historia. Pero más lo fue el montaje de la obra: "La muerte de Marcus". La desgarradora muerte de un NPC a manos del villano ultimo del universo vampírico suldyniano. Felicidades maestro, estuvo increíble.
El domingo, la verdad es que por fin había logrado conciliar el sueño, parece ser que el insomnio quedó atrás, sin embargo tuve un extraño sueño en el que perdía el avión y me sentía de lo más angustiado y mi única esperanza era conseguir un boleto de barco, practicamente imposible. ¿A dónde iba? ¿De dónde venía? Jamás lo sabré.
Aun con todo, me dieron ganas de cocinar y preparé mi desayuno consistente en una tortilla de huevos, en salsa de tomate, jajaja. Un chiste lomaxiano que no tienen porque entender. En eso estaba cuando llegó Mario a la casa y me insistió a que lo acompañara al concierto de Asian Dub Foundation en el zocalo a las 6pm, entrada libre. Yo no quería ir, tenía harta, hartísima flojera.
Recordé que el año pasado justamente, estaba en la misma situación, me perdí a Goran Bregovic por la misma razón, incluso Carlos Javier quien en ese entonces también me isnsitió para ir creo que se molestó conmigo un poco. Pero es que quien en esta vida se le ocurre viajar de Toluca al DF en domingo a las 6pm sabiendo que tienes que trabajar al día siguiente???
Evidentemente a Carlos Javier y a Mario. Así que en esta ocasión decidí que la flojera no sería la causa por la que me perdiera a un artista. De por sí la semana pasada perdí la oportunidad de ver a Standstill por falta de dinero, por el estúpido disco duro que tuve que comprar. Bueno de que me quejo, lo pasado pasado.
Decidí llegar por el metro Hidalgo para caminar por la Alameda central y luego por Madero, este recorrido me gusta mucho y valió la pena pues en la Alameda estaban unos cuates que tocaban la gaita y tambores por unas monedas, tocaron muy chido, ¡de verdad me gustaría aprender a tocar la gaita! Les tomé video con mi celular, espero poder subirlo a TuTubo pronto.
Estabamos ya en el zócalo escuchando a un argentino que se hacía llamar el hijo de la cumbia, pero no le llegaba ni a los talones a Celso Piña. La gente medio se prendía, pero al pobre le falló el sonido, tuvo mala suerte en su presentación que duró muy poco.
Después un grupo que yo tenía ganas de ver: Balkan Beat Box, quienes mezclan múscia de los Balcanes con electrónica, debo decir que estuvo muy pero muy chido el concierto, la banda en el escenario realmente sabe desempeñarse. Y la música estuvo también excelente, me gustó mucho.
Después tocó Asian Dub Foundation, que debo decir, no me gustó mucho. No me gusta nada el hip hop, de hecho lo aborrezco y esta banda tenía un estilo muy similar, aparte eran de esos grupetes que estan en contra del sistema, de los bancos, de las petroleras, simplemente por estar en contra. No fue tan desagradable, pero tampoco me gustó mucho.
Terminando el concierto, fuimos a comer a un buffete chino que está en la calle de Gante, por $55.00 pesos podías comer todo lo que quisieras de una variedad de 27 guisados y 2 sopas. A ese restaurante había llevado a Vayatipo precisamente el año pasado. Esvuo muy bueno. Al menos tan bueno como se puede esperar de los buffetes chinos.
El regreso a Toluca estuvo tranquilo, me puse a escribir este post de inmediato para así, de esta manera dar por terminado el jubileo, que iniciara el 6 de marzo del año del Señor, 2008.
Es pues, que declaro terminados los festejos por el 35avo. aniversario de su seguro servidor. Sin embargo recibo regalos todo el año.