Unos y ceros

La gripa ha hecho presa de mi. Sin embargo solo duró un día, para ser precisos el lunes. Dormí como 4hrs. y se me quitó, aunque no del todo. Solo tengo la nariz tapada. A veces pienso que no solamente es la nariz.

Creo que me hace falta una caminata nocturna, sentir el frío en la cara, disfrutar el paisaje nocturno iluminado por la cálida luz del alumbrado público, que en verdad hace sentir que el abrazo de la noche sea cálido para los abandonados.

Heme aquí enfrente de la laptop, tratando de hilar palabras y encontrar cordura y significado. Atrapado en cuatro paredes, una puerta y una ventana. Mi único escape es el cable cuyo conector RJ45 me lleva a perderme en un mundo infinito de unos y ceros.

Recorriendo el mundo sin abandonar mi silla, son cientos las cosas que hago en el espacio cibernético y de todas ellas ni una sola me puede dar un abrazo. Miles de palabras de aliento sí, pero al fin y al cabo compuestas de unos y ceros.

Supongo que tendría que salir en busca del mítico dos, ese dos que complementa la existencia, para formar un duo, que rompe con el negro y blanco y da pie a ¿Una escala de interesantes grises? Ni siquiera perdono la ironía.

Y aquí sigo constituyéndome de unos y ceros en una cadena infinita de interpretaciones, tratando de entrar por la tangente para rebotar un par de veces, en un circulo de situaciones delimitadas por la circunferencia de la vanalidad.

Un año más ha pasado, ahora tengo uno-cero-cero-cero-uno-cero* tiempo vivido. Conformado por miles de interpretaciones hidrogenadas y reconstituidas para recrearme a mi mismo, añadiendo benzoato de sodio como conservador.

Así que justo ahora me encuentro en el limbo, esperando validar mi experiencia. La rueda de la fortuna ha girado y estoy en el medio. ¿Seguirá su impulso o volverá bajar? De lo único que estoy seguro es de que soy un mejor ser humano.