Bueno, no supe en que momento esto de pasar la navidad con amigos se convirtió en un concurso, pero recibí varios mensajes por celular de varios amigos preguntándome quien había ganado, jejejeje.
Realmente agradezco a todos mis amig@s que me ofrecieron su casa, de verdad los aprecio mucho. Me hubiera gustado poder pasarla con todos y cada uno de ustedes. Sin embargo, después de mucho cavilar y por cuestiones prácticas tuve que escoger a una persona.
Para empezarel lugar donde la pasé fue en el... ¡DF! Y la pasé nada más y nada menos que con Héctor Espinoza Fragoso, el famoso podcaster de Suena la Palabra.
El por que decidí no pasarla en Toluca y sus alrededores se debe más que nada a cuestiones de logística y el por que escogí pasarla con Héctor, bueno pues no fue por nada en particular. Aunque tiene poco tiempo que conozco a Héctor, me ha ofrecido su amistad sincera y desinteresada como pocas personas he conocido en esta vida.
Y bueno, el festejo estuvo así:
Cuando llegué a la casa de los abuelos de Hector pude obsevar que es una casa decorada con ese estilo de antaño, papel tapiz en las paredes. Creo que eso lo dice todo, además de que cada adorno navideño tiene su lugar, arreglos que ya han pasado muchas navidades decorando las paredes, no hay nada improvisado en su casa.
Mientras platicábamos en su recámara poniendonos al corriente de los chismes de la podcastfera, entre otras cosas, su familia empezó a sacar la vajilla navideña que solo se usa en estas fechas, cada caja que se abría era como destapar un momento especial imbuido en cada plato, cada taza, etc.
El tiempo transcurrió como agua y llegó la hora de la cena. Cuando conocí a la familia de Héctor realmente me puse un poco nervioso porque se veian algo fresas, pero ya que empecé a platicar con todos ellos, me di cuenta que son unas excelentes personas, sencillas y cálidas, me la pase muy bien platicando con sus primos.
La cena, bueno ya saben que mi afición por la comida me ha acarreado mucha polémica y esta no puede ser la excepción, jajajaja.
El primer plato fue una taza del consome que asumo era del pavo y estaba muy rico, concentrado y su toque, aunque un poquitititito salado, servía como un original aperitivo, pues el humeante líquido te despierta no sólo el apetito sino la curiosidad por saber que sigue.
Después, la infaltable pasta hizo su aparición, unos macarrones en crema, que aunque eran muy sencillos, la salsa por si misma tenía un sabor rico que contrastaba genial con lo salado del consome y preparaba tu paladar para lo siguiente.
El pavo, sencillo pero muy bien preparado, tan jugoso, pero tan jugoso que se deshacía en la boca. E inmediatamente vino la pierna, me sorprendió como la prepararon, pues la gran mayoría de las familias prepara la pierna enchilada, mechada, adobada, a la cerveza, etc. etc. Pero en esta ocasión la pierna era natural, realmente se podía apreciar el sabor original de la carne que para ser sinceros es de extrañar en estas épocas de sabores pseudofashions y maridajes ridículos.
Y por supuesto no podía faltar la ensalada de manzana. Estuvo buena, como todas. Es curioso que en esta temporada navideña haya probado como 5 diferentes ensaladas de manzana, francamente es un plato que no quiero volver a repetir hasta dentro de 5 años, jejeje. Sólo espero que en la cena de fin de año con mi familia, a mi mamá no se le ocurra hacerla.
En cuanto al vino... bueno en México no se toma vino para mi desgracia y el poco vino que se toma son variantes de Boones, a pesar de que se autonombren vinos blancos, sin embargo el que escogió la abuela de Hector se llama Sön, es alemán de la misma compañía que hace Liebfraumilch, muy buenos vinos de ese estilo.
Y en eso consistió el menú, que aunque sencillo estuvo delicioso. Y la plática aún más. De verdad agradezco a Héctor por ofrecerme su casa y abrirme las puertas de su familia para pasar la navidad, mi gratitud eterna.
La noche terminó temprano, pues me dirigí hacia otro lado a recibir mi "regalo" de navidad. Pero esa... esa es otra historia.