Cuando era niño, vivía en Poza Rica, Ver. una ciudad pequeñita muy industrializada debido a la gran cantidad de petróleo que había, sin embargo en muchas zonas de la ciudad aun parecía pueblo, era raro ver pasar un coche por la calle. Pero lo que si pasaban eran un sinnúmero de vendedores de lo que fuera.
El que más recuerdo era un señor chaparrito que vendía elotes hervidos, les quitaba las hojas, les clavaba un palito de madera, con una brochita les ponía mayonesa y los espolvoreaba con queso y para el que lo pedía, chile en polvo. Pero no lo recuerdo pos sus elotes, sino por el tremendo y sonoro grito que soltaba mientras caminaba empujando su carretilla:
"eeeeeeeeeeeelooooooooooteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesss" a todo lo que daban sus pulmones.
Si estabas hablando por teléfono, la otra persona lo alcanzaba a escuchar, algunas veces era molesto, porque cuando lo escuchaba pensaba que ya estaba en mi cuadra y al salir oh sorpresa que todavia le faltaban un par para llegar. Pero era una delicia cuando por fin obtenía mi elote que desde luego era invitado siempre por mi mamá, que nos compraba por igual a mi hermano y a mí.
Otro vendedor que recuerdo era el de los pies de piña, bueno dejemoslo en pays, porque para efecto del grito de batalla del señor que los vendía se entenderá mejor y es que gritaba "pay de piña pateles, pay de piña pateles, pay de piña pateles, pay de piña pateles" y así a cada paso que daba, no gritaba muy duro, pero te aseguro que lo oías porque lo oías, jejejeje.
Poza Rica colinda muy cerca de la Huasteca, que es una región que abarca el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas y partes de los estados de San Luís Potosí e Hidalgo y en mucho menor medida Querétaro y Puebla. Esta comarca se conformó debido a la afluencia maya vía marítima.
La cultura huasteca es muy bonita, su música es muy interesante pues genéros como el son huasteco y el huapango son muy alegres y que decir de su gastronomía, exquisita y deliciosa son palabras necesarias e indispensables para describirlas.
Un platillo famoso de esta cultura es el zacahuil, que es maíz amartajado en chile rojo con carne de cerdo envuelto en hojas de plátano, es decir una variedad de tamal. El tamal existe en casi toda América pero es México que tiene la mayor variedad de tamales y el zacahuil es clara muestra de ello.
Es un tamal gigante que se prepara en ocasiones especiales, aunque desde luego también se vende de puerta en puerta. Y por mi calle no podía faltar el señor que vende zacahuil que pasaba los domingos a las 8am y que se paraba en el portón de la casa gritando zaaaacahuiiiiiiiiiiiiiiil, zaaacaaahuiiiiiiiil y que no paraba de gritar hasta que no te asomaras y le dijeras no gracias. Creo que una vez se quedó gritando media hora, porque no había nadie en la casa y yo estaba en el 7mo. sueño jejejeje.
Había muchos más vendedores que pasaban por mi calle vendiendo y gritando cosas como: "rosquitas de saaaaaaaal, azÚcaradas! rosquitas de saaaaaal azÚcaradas!" "raspadooooooos" "hay paletas percheronaaaaaaaaaaas" "zapateroooo" "la opiniooooooon, la opi la opi, la opiniooooone, la opiniooooon" Ese último vendía el periódico local que desde luego se llama La Opinión.
Pero el mejor de todos era un señor que vendía mondongo. El mondongo es como le dicen al menudo o la pancita allá en esa región tan pintoresca. Y es que el señor vendedor tenía una voz grave aguardentosa, así como la de Alex Lora, pero no chillona sino grave. Y cada vez que gritaba mis cuates y yo nos doblabamos de la risa "mondongoooooooooooooooooooooohw" y es que cuando terminaba el grito parecía como si fuera a vomitar, hacía la o como wah al final es difícil de expresar por texto, pero invitenme un café en algún lado y con mucho gusto les hago la imitación.
Aaaah que tiempos aquellos, sencillos y felices de la infancia, donde no pasaban coches por las calles y jugaba todo el día en esos periodos largos de vacaciones de verano que comprendían Julio y Agosto, el día parecía durar una eternidad, pero las maravillosas tardes con el desfile de vendedores y el placer de comerse un raspado o un elote o lo que fuera, sentado en la banqueta con los cuates o con mi hermano y mi mamá hacían la vida sencilla simplemente maravillosa.
Los dejo con este video y diganme si no les trae recuerdos. No es el mejor ejemplo pero es difícil encontrar uno de esos:
TV Azteca hizo un reportaje de eso, aquí.
¿Y ustedes, que gritos curiosos de vendedores callejeros recuerdan?
El que más recuerdo era un señor chaparrito que vendía elotes hervidos, les quitaba las hojas, les clavaba un palito de madera, con una brochita les ponía mayonesa y los espolvoreaba con queso y para el que lo pedía, chile en polvo. Pero no lo recuerdo pos sus elotes, sino por el tremendo y sonoro grito que soltaba mientras caminaba empujando su carretilla:
"eeeeeeeeeeeelooooooooooteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesss" a todo lo que daban sus pulmones.
Si estabas hablando por teléfono, la otra persona lo alcanzaba a escuchar, algunas veces era molesto, porque cuando lo escuchaba pensaba que ya estaba en mi cuadra y al salir oh sorpresa que todavia le faltaban un par para llegar. Pero era una delicia cuando por fin obtenía mi elote que desde luego era invitado siempre por mi mamá, que nos compraba por igual a mi hermano y a mí.
Otro vendedor que recuerdo era el de los pies de piña, bueno dejemoslo en pays, porque para efecto del grito de batalla del señor que los vendía se entenderá mejor y es que gritaba "pay de piña pateles, pay de piña pateles, pay de piña pateles, pay de piña pateles" y así a cada paso que daba, no gritaba muy duro, pero te aseguro que lo oías porque lo oías, jejejeje.
Poza Rica colinda muy cerca de la Huasteca, que es una región que abarca el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas y partes de los estados de San Luís Potosí e Hidalgo y en mucho menor medida Querétaro y Puebla. Esta comarca se conformó debido a la afluencia maya vía marítima.
La cultura huasteca es muy bonita, su música es muy interesante pues genéros como el son huasteco y el huapango son muy alegres y que decir de su gastronomía, exquisita y deliciosa son palabras necesarias e indispensables para describirlas.
Un platillo famoso de esta cultura es el zacahuil, que es maíz amartajado en chile rojo con carne de cerdo envuelto en hojas de plátano, es decir una variedad de tamal. El tamal existe en casi toda América pero es México que tiene la mayor variedad de tamales y el zacahuil es clara muestra de ello.
Es un tamal gigante que se prepara en ocasiones especiales, aunque desde luego también se vende de puerta en puerta. Y por mi calle no podía faltar el señor que vende zacahuil que pasaba los domingos a las 8am y que se paraba en el portón de la casa gritando zaaaacahuiiiiiiiiiiiiiiil, zaaacaaahuiiiiiiiil y que no paraba de gritar hasta que no te asomaras y le dijeras no gracias. Creo que una vez se quedó gritando media hora, porque no había nadie en la casa y yo estaba en el 7mo. sueño jejejeje.
Había muchos más vendedores que pasaban por mi calle vendiendo y gritando cosas como: "rosquitas de saaaaaaaal, azÚcaradas! rosquitas de saaaaaal azÚcaradas!" "raspadooooooos" "hay paletas percheronaaaaaaaaaaas" "zapateroooo" "la opiniooooooon, la opi la opi, la opiniooooone, la opiniooooon" Ese último vendía el periódico local que desde luego se llama La Opinión.
Pero el mejor de todos era un señor que vendía mondongo. El mondongo es como le dicen al menudo o la pancita allá en esa región tan pintoresca. Y es que el señor vendedor tenía una voz grave aguardentosa, así como la de Alex Lora, pero no chillona sino grave. Y cada vez que gritaba mis cuates y yo nos doblabamos de la risa "mondongoooooooooooooooooooooohw" y es que cuando terminaba el grito parecía como si fuera a vomitar, hacía la o como wah al final es difícil de expresar por texto, pero invitenme un café en algún lado y con mucho gusto les hago la imitación.
Aaaah que tiempos aquellos, sencillos y felices de la infancia, donde no pasaban coches por las calles y jugaba todo el día en esos periodos largos de vacaciones de verano que comprendían Julio y Agosto, el día parecía durar una eternidad, pero las maravillosas tardes con el desfile de vendedores y el placer de comerse un raspado o un elote o lo que fuera, sentado en la banqueta con los cuates o con mi hermano y mi mamá hacían la vida sencilla simplemente maravillosa.
Los dejo con este video y diganme si no les trae recuerdos. No es el mejor ejemplo pero es difícil encontrar uno de esos:
TV Azteca hizo un reportaje de eso, aquí.
¿Y ustedes, que gritos curiosos de vendedores callejeros recuerdan?