jueves, 22 de febrero de 2007

Arturo y Roberto

Crónica de un encuentro anunciado.

Arturo estaba al borde de su asiento en las gradas, la emoción lo embargaba, el estruendo de los automóviles hubiera ensordecido a cualquiera, menos a él. La última vuelta y todos vitorean al ganador, menos él. Rumiando su rabia bajó de las gradas maldiciendo la suerte que tenía. Había perdido mucho dinero esa tarde.

Nunca acostumbraba estar sólo, eso no es bueno para un tipo como él, cualquiera lo sabe. Era imposible que se perdiera una carrera, a pesar de las circunstancias y confiado de si mismo pensó que sabría cuidarse solo después de todo.

Un tipo que lo observaba desde unas gradas mas arriba, comenzó a seguirlo discretamente, bajó las gradas guardando la consabida distancia prudente que solo los gatos saben medir instintivamente.

Oscurecía cuando llegó al estacionamiento subterráneo, maldiciendo buscaba sus llaves, Dios sabe cuan desesperante es el no encontrarlas. Pero ésta vez Dios no estaba con él.

De la nada surgieron 6 tipejos, salidos de las cloacas de la Buenos Aires habían ido al autódromo para hacerse de material de venta. Intentaron robarse el Ford Mustang modelo 70 de Arturo sin éxito. Molestos, decidieron esperarlo para pedírselo de la mejor manera que conocían.

Sacaron una variedad de armas caseras, boxers, puntas hechas de pica-hielos oxidados, incluso había pistolas .22 pero lo que destacaba era una pistola grande, y brillante, cuyo dueño al parecer era el líder de “Los Negros”.

Instintivamente Arturo se llevo la mano al pecho, dentro de la chamarra para sacar su arma, pero se contuvo cuando los demás le apuntaron. Mientras tanto el otro sujeto observaba todo oculto tras una de las columnas del lugar. Lentamente sacó su arma y apunto con cuidado al Negro Mayor disparándole sin vacilar.

El estruendo magnificado por el eco del estacionamiento hizo que todos se sobresaltaran, Arturo aprovechó para sacar su arma y despachar a otros dos, mientras que el tipo misterioso corría para ponerse a cubierto al lado de Arturo, los Negros salieron corriendo despavoridos.

El Negro Mayor que se agarraba con fuerza el abdomen corría también detrás de sus esbirros y alcanzó a disparar una última vez antes de subir las escaleras.

Fue un tiro certero, honrando al máximo el valor mexicano y su filosofía de pega y corre hubiera cobrado la victima de Arturo, de no ser porque el misterioso extraño alcanzó a empujar a este.

La bala pasó rozándole el brazo, un dolor agudo le perforó la mente, instintivamente dejó caer su pistola para tapar la herida con la mano, sucia de pólvora y muerte.

Arturo se incorporó de inmediato, le apuntó por unos instantes pero cuando asimiló lo que había sucedido bajó su arma y le preguntó:

- ¡¿Quién eres?!
- Me llamo Roberto –contestó y lentamente levantó su rostro hasta mirar directo a los ojos a Arturo.

Arturo solo alcanzó a balbucear ¿Por qué?, a lo cual Salvador respondió:

- Me gustaría unirme a tu grupo.

Sonriendo, Arturo pensó que después de todo su suerte no estaba tan mal, Salvador había demostrado que tenía agallas y su ingreso a la banda lo beneficiaría enormemente.

- Vamos, tienes que atenderte esa herida.
- Maldita Beretta, si que duelen sus tiros.
- Bueno, quizás un día de éstos nos consigamos una –dijo Arturo.

つつく
-----------------------------------------
Esta fue una historia por encargo. Hace varios años, cuando estudiaba en el CELe el Mastro Kurosawa estaba haciendo un guión para una película, la cual se llamaba... Muerte en la familia o algo así, no recuerdo. De hecho el guión estaba tan enredado que muy apenas logré entenderle.

No recuerdo como es que me ví involucrado en el proyecto, fue casi de la nada que de repente estaba en casa de Píndaro y Mel escribiendo y platicando junto con Kurosawa. Y así de la nada quedé fuera del proyecto, parece que se atravesaron unas vacaciones y cuando regresé a clases creo que ya estaban filmando.

Fue muy agradable compartir ideas con Píndaro y Kurosawa, debo decir que a la fecha aun estoy asombrado por la fluidez que tiene el Maestro Pei al escribir. La Tizona... lo recuerdo como si fuera ayer.

En fin, sólo quise compartir esta historia con ustedes, estoy muy satisfecho con ella y francamente no pensé que lo pudiera hacer. Es decir, hasta ese momento sólo había escrito cosas que me gustaban o que me salían del fondo de la imaginativa y... superreflexiva (chiste local) mente que tengo, jamás había escrito algo por encargo hasta esa vez, francamente no pensé que pudiera lograr algo bueno, pero me sorprendí a mi mismo y me dije: ¡mi mismo, lo has logrado!

3 comentarios:

Ivan ^ٮ^ dijo...

Pues yo me acuerdo muy bien de ese proyecto....
Pero ya nunca supe que paso! jajaja
se suponia, que todo el rollo que se echaba el tipo, era para vengar la muerte de su padre, y al wey lo matan en el banio de una cantina!...
jaja si por alguna razon lo llegan a ver, ya les arruine el final.....
bueno eso fue lo que estaba hasta donde yo escuche... y pues tambien, como no se que paso. SI ES que la ven!
jajaja.
sisi, pasenla no!?

Master Pei dijo...

Ah, qué buenos recuerdos, la Tizona y la Colada... Día de Muertos... trabajar con Kurosawa.

Maestro Argel, neta quedó chida la historia. Well done.

Master Pei dijo...

Chris: fuck off! Y un cariñoso 'púdrete.'